viernes, 12 de enero de 2007

023

 
Cada escritor que nace abre en sí el proceso de la literatura; 
pero, pese a condenarla, siempre le otorga un aplazamiento 
que la literatura emplea en reconquistarlo; puede crear un 
lenguaje libre, se lo devuelve fabricado, pues el lujo nunca 
es inocente: es ese lenguaje asentado y cercado por el 
inmenso impulso de todos los hombres que no lo hablan, 
el que debe seguir usando.

 

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