sábado, 23 de junio de 2007

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Ocultar totalmente una pasión (o incluso simplemente su exceso) es inconcebible: no porque el sujeto humano sea demasiado débil, sino porque la pasión está hecha, en esencia, para ser vista: es preciso que el ocultar se vea: sepan que estoy ocultándoles algo, tal es la paradoja activa que debo resolver: es preciso al mismo tiempo que se sepa y que no se sepa: que se sepa que no lo quiero mostrar: he aquí el mensaje que dirijo al otro. Lavartus prodeo: me adelanto señalando mi máscara con el dedo: pongo una máscara a mi pasión pero con un dedo discreto (y ladino) señalo esa máscara.

 

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