El nombre del color (amarillo, indio, rojo persa, verde tilo) traza una suerte de región genérica dentro de la cual el efecto exacto, especial, del color, es imprevisible; el nombre es entonces la promesa de un placer, el programa de una operación: hay siempre un futuro en los nombres plenos.
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domingo, 25 de marzo de 2007
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