jueves, 22 de marzo de 2007

211

 
Hoy tenemos un saber diferente del de ayer; este saber puede resumirse así: lo que escribo sobre mí no es nunca la última palabra respecto a mí: mientras más “sincero” soy, más me presto a la interpretación ante instancias muy distintas a las de los autores anteriores que creían que no tenían que someterse más que a una ley única: la autenticidad.

 

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