En una oportunidad un moralista se lamentaba: ¡Me convertiría para poder llevar el caftan, la djellaba y el selham! ¡Es decir: todas las mentiras del mundo para que mi vestido sea verdadero! ¡Prefiero que mienta mi alma y no mi vestido! ¡Mi alma por un vestido! Los travestis son cazadores de la verdad: lo que les da más horror es precisamente parecer disfrazados: existe una sensibilidad moral a la verdad de la vestimenta, cuando se la posee es muy suspicaz: el coronel Lawrence pagó el precio de muchas penurias para tener derecho a usar el cham árabe.
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domingo, 21 de enero de 2007
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